En las plazas modernas, los juegos ya no son simples estructuras de plástico o fierro. Hoy, el juego se convierte en una experiencia sensorial, física y emocional, donde el riesgo no es enemigo de la seguridad, sino su aliado. Los juegos de cuerdas emergen como protagonistas en esta nueva narrativa del espacio público: estructuras que retan, conectan y enseñan. En este artículo, exploramos cómo el diseño urbano puede incorporar el risky play a través de las redes de cuerdas, fomentando el desarrollo infantil y revitalizando los entornos urbanos.
¿Qué es el risky play y por qué importa?
El risky play o juego riesgoso es una forma de juego libre donde los niños enfrentan desafíos físicos moderados, como alturas, velocidad o desequilibrio, que les permiten explorar sus propios límites. Contrario a lo que muchos creen, no se trata de poner a los niños en peligro, sino de darles la oportunidad de fortalecer su autonomía, desarrollar habilidades motrices y tomar decisiones con confianza.
En un mundo cada vez más estructurado y sobreprotegido, el juego riesgoso es una herramienta poderosa para construir resiliencia y fomentar la salud mental infantil. Y los juegos de cuerdas se convierten en su escenario ideal.
Juegos de cuerdas: estructuras que enseñan
Los juegos de cuerdas urbanos, como las redes tridimensionales, puentes colgantes o estructuras de escalada, representan un tipo de equipamiento que desafía sin excluir. Estas instalaciones permiten:
- Trepar a diferentes alturas
- Balancearse con el cuerpo como único contrapeso
- Resolver cómo moverse por espacios inestables
- Interactuar socialmente en un entorno dinámico
Cada cuerda es una posibilidad de crecimiento. Cada paso tambaleante, un aprendizaje. Estos juegos activan el cuerpo y la mente, enseñando a los niños a adaptarse, persistir y confiar en sí mismos.
Seguridad sin sobreprotección: el equilibrio ideal
Uno de los desafíos más comunes en el diseño de espacios públicos es equilibrar el riesgo con la seguridad. Fahneu, comprometido con los más altos estándares internacionales, diseña y selecciona juegos de cuerdas que permiten experiencias desafiantes sin comprometer la integridad física.
¿Cómo se logra esto?
- Materiales certificados y resistentes
- Alturas calculadas según edad y habilidad
- Superficies amortiguantes que reducen riesgos en caso de caídas
- Diseño abierto, que permite supervisión sin limitar el juego
La seguridad no se trata de eliminar el riesgo, sino de crear un entorno donde el riesgo sea manejable, visible y formativo.
Beneficios del riesgo controlado en plazas públicas
- Instalar juegos de cuerdas con elementos de risky play en plazas y parques trae beneficios concretos:
- Mayor uso del espacio público: los niños vuelven a la plaza, y con ellos, las familias.
- Reducción del sedentarismo: al promover actividad física intensa pero lúdica.
- Desarrollo psicosocial: fortalecen la autoestima, la cooperación y la toma de decisiones.
- Inclusión: muchas estructuras permiten interacción simultánea entre niños de distintas edades y habilidades.
Diseño urbano con propósito: el rol de Fahneu
Desde hace más de 80 años, en Fahneu apostamos por un urbanismo humano, sostenible y activo. Nuestros juegos de cuerdas, como las redes tridimensionales o los circuitos de equilibrio, están pensados para estimular el juego libre, seguro y desafiante, alineándose con nuestros pilares: vida sana, sustentabilidad e inclusión.
Diseñar con propósito no es solo elegir materiales duraderos, sino crear espacios que inviten a vivir la ciudad con cuerpo, mente y corazón.
En tiempos donde la niñez pasa cada vez más horas frente a pantallas, las plazas y parques se convierten en oasis de libertad y movimiento. Los juegos de cuerdas no son solo un atractivo visual: son herramientas pedagógicas, motores de bienestar y puentes entre generaciones. Apostar por el risky play en el espacio urbano es creer en una niñez activa, valiente y curiosa.
En Fahneu, seguimos tendiendo redes. No solo de cuerdas, sino de confianza entre las ciudades y sus niños.